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16 años de salud y desarrollo en Bolivia

16 años de salud y desarrollo en Bolivia

Los inicios de la colaboración de Fontilles y Nor Sud en Bolivia, iniciada en al año 2006, se centraron en reducir la incidencia de la lepra y de otras enfermedades relacionadas con la pobreza (principalmente el mal de Chagas) entre las comunidades indígenas de Chuquisaca. A partir del año 2007, decidimos ampliar la estrategia de intervención en salud hacia un modelo de salud comunitaria que ha buscado, hasta el día de hoy, incrementar la calidad de los servicios de salud dirigidos principalmente a niños, niñas y madres, a través de la mayor participación, implicación y apropiación comunitaria de la salud pública. En este sentido, desde 2007, Fontilles y Nor Sud han impulsado, en cerca de 200 comunidades indígenas de los municipios de Poroma y Tacobamba, más de 20 proyectos de salud.

Los proyectos de Fontilles en Bolivia, además de fortalecer el sistema de salud, buscan incidir en los determinantes de la salud, que son todos aquellos factores que ejercen influencia sobre la salud de las personas. Para ello, en los proyectos hemos incorporado paulatinamente actividades relacionadas con la mejora nutricional, la educación, la higiene tanto dentro de los hogares como en los espacios comunes de las aldeas, o la gestión de aguas residuales.

En este plazo de 16 años, algunos datos avalan el trabajo desarrollado en estas comunidades. Por ejemplo, la esperanza de vida al nacer ha pasado de 52 años en 2005 a 71,24 en 2021. La tasa de escolarización ha pasado del 62,81% en 2005 (solo el 57% en niñas) al 92,45% en 2021 (91 % en niñas). La cobertura del parto en el marco del sistema de salud ha pasado del 5,34 % en 2005 al 100% en 2021. La desnutrición crónica infantil, en ese mismo periodo de tiempo, se ha reducido del 60 al 49,2%, a partir de una mejor dieta alimentaria obtenida con la diversificación productiva en los huertos familiares. El acceso al agua potable pasa del cero al 44% entre 2005 y 2021.

Otro dato interesante está relacionado con la participación de la mujer en el ámbito comunitario. En 2005 la mujer no participaba de este espacio de cohesión y fortalecimiento comunitario. Su espacio de participación se limitaba al ámbito privado de la familia y las tareas domésticas; sin embargo, actualmente, más del 30% de las mujeres participan de estos espacios públicos intracomunitarios impulsando y proponiendo mejoras para la comunidad. En el aspecto concreto relacionado con la mejora del sistema de salud local, partíamos en 2005 de una estructura sanitaria de 5 puestos de salud (atención primaria) con escasas dotaciones, que daba cobertura al 60% de la población (12.000 personas) y, actualmente hay ya once puestos de salud, completamente equipados, que dan cobertura al 80% de la población.

Todos estos cambios han permitido a las familias aumentar su capacidad de trabajo y consecuentemente sus ingresos familiares, que se han duplicado en estos 15 años, pasando de 257 euros al año en 2015 a 560 en 2021.

Un ejemplo de la participación comunitaria en los recursos de salud es la consolidación de la red de promotores de salud, activa en 76 comunidades indígenas y que se constituye, principalmente, como un sistema de prevención y vigilancia sanitaria que deriva a los centros de salud a los pacientes que precisan ser atendidos.

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