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La historia de Priya y su familia

Diagnosticados de lepra poco antes de iniciarse la emergencia sanitaria en India, a la preocupación de saber que padecen lepra se ha unido la dificultad de obtener ingresos para subsistir. Además del tratamiento, que no puede esperar por el riesgo de sufrir discapacidades, necesitan apoyo psicológico y socioeconómico para salir adelante.

Priya, de 13 años, estudiaba el 7º curso de la escuela pública en uno de los slums de Bangalore. Le detectaron lepra durante una campaña que se realizó en su escuela a principios de febrero de 2020. Se puso en observación ya que solo tenía una mancha en la etapa inicial. Además, asistió a un campamento de salud llevado a cabo en la segunda semana de marzo de 2020 en el slum de Koramangala. En ese momento, la lesión de la piel con pérdida de sensibilidad era ya evidente.

El slum de Koramangala es uno de los más grandes de Bangalore, situado en la parte central de la ciudad, se caracteriza por el hacinamiento, las casas congestionadas, la falta de servicios básicos de salud y sanitarios. El principal desagüe de aguas residuales pasa justo por el asentamiento.

El equipo de campo de Shantha Jeeva Jyothi localizó la casa de Priya, e hizo una investigación de contactos entre los otros miembros de su familia. En un primer encuentro se diagnosticó a su hermano menor Appu, de 11 años de edad, que había desarrollado un parche en el rostro. En su familia son siete personas, todas viviendo en la misma casa y debido al encierro impuesto por COVID-19, no podían salir a ganarse la vida. Por ello, toda la familia sufría estrés y ansiedad.

Durante la segunda ronda de contactos, el padre de Priya, Raja, de 45 años, ya tenía síntomas de lepra lepromatosa nodular. A pesar de que, tenía signos desde hace cuatro años, había descuidado su salud y no había ido al médico, ya que no le causaba dificultades en su trabajo como mecánico de bicicletas. Adicto al alcohol, compartía sólo una pequeña parte de sus ganancias con su familia.

El mismo día, a la hermana mayor de Priya, Stella, de 21 años, se le encontró una gran lesión de lepra en su mano derecha. Ella también la descuidó pensando que era una infección por hongos. Quería ser maestra después de graduarse, pero tuvo que dejar de estudiar porque su familía no podía pagar su educación. Con lágrimas en los ojos nos cuenta: “Al ser una niña, nadie apoyó mi educación. La situación familiar es muy mala. Ahora me veo afectada por lepra por la negligencia de mi familia”. De hecho, toda la familia necesita atención, apoyo y asesoramiento.

Si no inician el tratamiento, la lepra avanzará a las siguientes etapas, llegando a deformidades y complicaciones.

Esta situación, es un ejemplo, de lo que ha pasado en India con los pacientes de lepra y millones de familias con pocos o ningún recurso. Casos ya muy complicados de origen, agravados por la COVID-19, plantean problemas muy graves a las familias de las personas afectadas por la lepra, de los que se ocupan los socio locales de Fontilles en India. Sus servicios no se han limitado únicamente a la detección de casos, la gestión de las reacciones, la atención y el asesoramiento a los discapacitados, sino que, también, se han ocupado de la urgencia mucho más apremiante de luchar contra el hambre. La mayoría de nuestros socios han creado iniciativas para recaudar apoyo local para recoger comida y suplementos alimentacios que distribuyeron entre las familias más afectadas por el confinamiento nacional.